David Bowie, The Man Who Sold The World

«The Man Who Sold The World» es una de las grandes canciones de David Bowie. Preocupado por la amenaza y el mundo moderno, siempre se ha sentido algo extraterrestre. Teniendo en cuenta que fue lanzada antes de la famosa encarnación de Bowie, Ziggy Stardust aterrizó en tierra firme, la canción proporcionó un plan para el futuro del cantante.

La letra de esta canción trata sobre un hombre que no se reconoce a sí mismo y eso le provoca muchos momentos de poca autoestima y confusión. En esos años el cantante pasaba por una crisis de identidad y así lo reflejó en sus canciones. Bowie le había comentado a la BBC 1 que «The Man Who Sold The World» trata sobre un personaje que se encuentra cara a cara con una versión de sí mismo que pensó que había dejado atrás, un hombre más joven que no se dio cuenta de que se estaba encarcelando dentro del soledad de la fama. Líneas como «durante años y años vagué» y «caminamos un millón de colinas» presagian líneas sobre morir solo. También describió su canción como un homenaje abierto a la juventud, la que define como un proceso lento de descubrimiento de la verdadera personalidad, en la que los sentimientos juegan un papel fundamental.

Lanzada en 1970, ha sido elegida por muchos artistas para interpretarla, pero podría decirse que el cover más impresionante proviene del acústico que realizó Nirvana para la MTV.

“Me quedé asombrado cuando descubrí que a Kurt Cobain le gustaba mi trabajo y siempre había querido hablar con él sobre sus razones para hacer una versión de ‘The Man Who Sold the World’. Fue una muy buena interpretación directa y de alguna manera sonó muy honesta. Hubiera sido bueno haber trabajado con él, pero simplemente hablar con él hubiera sido genial».

«Es una interpretación muy triste, por supuesto», comentaba en una entrevista David Bowie. «Porque está tan ligado a su propia vida y muerte. Así que adquiere todos estos tonos diferentes para mí. También recuerdo, bastante claro, mi estado mental cuando lo estaba escribiendo, que era, supongo, lo más cercano a un estado místico en el que puede entrar un joven de 19 años. Recuerdo que fue en un momento en que estaba estudiando budismo».