Lamb Of God, 512
En medio de sus riffs sombríos, su brutal sonido de batería y los profundos gruñidos de Randy Blythe, hay letras sobre la experiencia del cantante en una prisión en República Checa, donde había sido acusado de homicidio involuntario por supuestamente empujar a un fan fuera del escenario y causarle lesiones que provocaron la muerte del fan. Blythe finalmente había sido declarado inocente, pero aun así pasó más de un mes encarcelado. Fue durante ese tiempo que comenzó a escribir “512” (en la celda número 512 de la prisión de Pankrác) y comenzó a contemplar cómo la experiencia lo estaba cambiando.
“No puedes tener la misma mentalidad que un tipo normal que vive en las calles que en prisión”, había comentado el líder de Lamb of God, Randy Blythe. «Cuando entras en prisión, sufres un cambio mental y emocional radical. Ese cambio de mentalidad está en el corazón de 512”.
“Hay aspectos de tu personalidad que podrías cultivar en prisión y que son beneficiosos para tu supervivencia y que serían vistos como psicosis o paranoia extrema. Hay que estar preparado para la violencia en cualquier momento. Cualquiera que sea 100% honesto en prisión será aprovechado, tal vez por otros prisioneros, tal vez por los guardias. Para mí, estar en prisión significó mucho descubrir qué podía hacer, cómo podía trabajar fuera de cualquier conjunto de reglas para estar lo más cómodo posible. Estás cultivando tu psique con tu engaño. En prisión, todo el mundo escucha todo el tiempo, y si te oyen decir algo que pueden asimilar, es posible que lo interioricen y digan: ‘Este tipo está hablando con alguien’ y terminará muerto”.
Esos pensamientos, dice que lo inspiraron en la letra de ‘512’, «el tiempo pasa sin paz a la vista/Pero los dientes del tiempo aún mantienen su mordida”. Es una metáfora de la hora al día en que podía ver un reloj.
«Estaba en mi celda las 23 horas del día», comentó Blythe. “Una hora al día iba a esta pequeña zona donde caminábamos y, al salir, podía ver este reloj que estaba encima del patio. Comprobaba la hora mientras entraba y salía para asegurarme de que el tiempo seguía avanzando. No tenía reloj ni nada. Es un extraño viaje mental”.
Recordar ese sentimiento le hizo pensar en Damien Echols de West Memphis Three que pasó casi dos décadas en el corredor de la muerte, acusado de asesinar a niños a pesar de las pruebas que sugerían que no era culpable. Su encarcelamiento se convirtió en una causa célebre cuando músicos, actores y directores famosos se manifestaron para lograr su liberación. Fue puesto en libertad en 2011. Desde entonces, Blythe y Echols se han hecho amigos.