El arte urbano moderno

El graffiti moderno parece haber comenzado en Philadelphia a principios de los años sesenta y, a finales de los sesenta, había llegado a New York. Darryl McCray (‘Cornbread’) es ampliamente considerado como el padre del graffiti moderno. La historia cuenta que Cornbread se enamoró de una chica llamada Cynthia Custuss y comenzó a escribir Cornbread Loves Cynthia para llamar su atención. Lo disfrutó tanto que continuó etiquetando a Philadelphia con su nombre.

La nueva forma de arte realmente despegó en la década de los setenta, cuando la gente empezó a escribir sus nombres o sus apodos de una manera única con un diseño original, luchando por hacerse notar. Sólo unos pocos artistas capturaron el proceso creativo y el impulso inicial de las comunidades de artistas callejeros, siendo la fotógrafa Martha Cooper uno de los nombres más respetados en hacerlo. Comenzó a documentar la escena del arte callejero y los artistas callejeros de New York en la década de los setenta, y también contribuyó en gran medida al desarrollo de todo el movimiento mediante la distribución de su libro llamado Subway art, publicado a principios de la década de los ochenta. La delgada edición de bolsillo de Cooper se convirtió rápidamente en una guía de estilo para los artistas del graffiti no solo en los Estados Unidos sino también en Europa.

Durante la década de los ochenta, el arte callejero y el graffiti se abrieron paso en galerías de arte y museos, en un momento en que artistas como Keith Haring y Jean-Michel Basquiat de la escena del arte callejero de New York dieron credibilidad a ese ámbito y llevaron sus obras de la calle a el mundo de las bellas artes. Desde entonces, esta forma de arte ha asegurado su posición en el mundo del arte y ha sido validada como fenómeno cultural, a pesar de que tales prácticas se consideran ilegales en muchas ciudades del mundo.

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Los graffiti y su relación con la música

Desde sus orígenes, el graffiti ha sido visto únicamente como una forma de vandalismo por gran parte de la sociedad conservadora. Sin embargo, el cine fue pionero en darle la visibilidad y reconocimiento que se merecía mediante películas como “Stations of the Elevated” de Manfred Kirchheimer (documental), Style Wars (documental) y una de las principales Wild Style. Mucha gente asocia el graffiti con el hip hop debido a la película Wild Style de Charlie Ahearm, que llevó el arte underground al escenario mundial por primera vez. Fab 5 Freddy, protagonista de la película, comprendió la importancia de introducir una cultura codificada en el mundo. En una serie de cuadros vibrantes, Wild Style presenta lo que ahora se conoce como los cuatro elementos del hip hop: DJ (música), MC (literatura), B-boy (danza) y artistas del graffiti (arte visual).

Pero los verdaderos amantes del graffiti saben que el arte es anterior a la llegada del hip-hop, desarrollándose en conjunto con la música rap, aunque a menudo separada de ella. Los primeros artistas del graffiti eran grandes fanáticos del rock y el punk. Algunos se enamoraron de la escena punk emergente de mediados de los setenta, ya que encapsulaba el mismo espíritu crudo y antisistema que el graffiti exigía de sus practicantes.

La costumbre de mezclar en las paredes mensajes políticos con nombres de grupos se convirtió pronto en parte de la cultura punk. De esta costumbre surgió, a su vez, la de escribir el pseudónimo propio, algo que en el punk funciona como otro ejercicio más de demostración pública de rebeldía y afirmación de la individualidad.

 El grafiti se había convertido en un elemento de gran importancia en la estética del movimiento hardcore punk neoyorquino: portadas de demos, folletos de conciertos y logos de bandas como Crumbsuckers, Outburst o Pagan Babies exhibían un estilo frenético y agresivo que tenía tanto de CBGB como de B-boy.

Shepard Fairey, autor de la campaña Obey Giant y una de las grandes estrellas del arte urbano, ha dicho repetidas veces que su educación no giró alrededor del graffiti, sino del skate y el punk. Cuando, en 1989, produjo la pequeña pegatina que sería el germen de todo su trabajo posterior, Fairey había tenido poco contacto con el graffiti.

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El arte urbano en Latinoamérica 

En latinoamérica, el graffiti no puede ser separado de una forma de arte que surgió en el México del siglo XX con la revolución mexicana: el muralismo. Los murales de artistas como Diego Rivera y José Clemente Orozco expuestos en las paredes más significativas de México DF mostraban los ideales de la revolución y buscaban educar al pueblo sobre la historia mexicana.

Este movimiento también surgió como contracultura y como necesidad de reclamar un lugar en la ciudad. Bien señala Néstor García Canclini en su libro Culturas híbridas que «el graffiti es para los cholos de la frontera, los chavos banda de la ciudad de México, para grupos equivalentes de Buenos Aires o Caracas, una escritura territorial de la ciudad, destinada a afirmar la presencia y hasta la posición sobre un barrio».

El arte urbano en la ciudad colombiana se muestra fiel a ese espíritu subversivo con el que nació el street art: es crítico, político, social. Uno de sus mayores epicentros es la Comuna 13, donde ha servido junto con otras manifestaciones artísticas como una suerte de resistencia civil a la violencia que sacudió años atrás esa zona.

Buenos Aires es conocida por su vibrante cultura del arte callejero, y tanto Fodor como el Huffington Post la catalogan como una de las mejores ciudades del mundo para ver arte urbano. El arte callejero es muy valorado y más aceptable socialmente que en muchas otras ciudades, y las leyes son relativamente relajadas, y los artistas normalmente sólo necesitan el permiso del propietario o de la asociación de residentes para crear su trabajo. Esto ha atraído a artistas callejeros de renombre de todas partes, además de ayudar a los artistas locales a hacerse un nombre.

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El arte urbano en la actualidad

En la actualidad los artistas más reconocidos en el mundo del arte urbano son Okuda San Miguel, sus piezas se reconocen fácilmente por el juego de la policromía de colores y el uso de las formas geométricas. Eduardo Kobra, su arte realista y sus mensajes contra la contaminación y la deforestación forman actualmente parte de la vida de los habitantes de Brasil. Vhils uno de los grafiteros referentes tanto fuera como dentro de su país, Portugal. Sus murales se encuentran en espacios recónditos de la ciudad, consiguiendo dar respuestas a la rutina y la vida cotidiana de la población.

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No es de extrañar que uno de los artistas más conocidos en la actualidad sea Banksy, cuya presencia efímera y anónima no solo ha generado un gran misterio, sino que le ha permitido realizar graffitis intrépidos en lugares inesperados y con mensajes satíricos contra la sociedad y la política actual. Banksy rescata la idea de Keith Haring del graffiti como performance mientras conserva un aire crítico que hace que cada nuevo graffiti responda a un suceso específico en la sociedad.

El graffiti es una de las prácticas visuales más polémicas de las últimas décadas. Su calidad de arte vivo y cambiante no da pie a acuerdos, no se puede estandarizar ni categorizar. Aún no hay resoluciones en torno a su teorización, e incluso muchos se preguntan si es o no arte.