Hasta su fallecimiento en junio de 2018, Anthony Bourdain se hizo un nombre primero en la cocina y luego como autor, periodista y documentalista. A través de sus libros, sus programas de televisión y su cocina, tocó la vida de muchas personas, dedicando sus últimos años a comprender personas, lugares y culturas a través de sus series de viajes que incluyen No Reservations, The Layover y, finalmente, Parts Unknown.

Nacido en New York, de muy joven estuvo expuesto a la música. No solo recibió información crucial de su padre Pierre, un alto ejecutivo de Columbia Records, sino que además vivió toda la evolución de la escena local alrededor de los icónicos locales CBGB y Max’s Kansas City. Presenció el surgimiento de los Ramones, Television, Talking Heads y los New York Dolls, y en diversas oportunidades mencionó su fanatismo por el álbum ‘Fun House’ de los Stooges y Stiv Bators de los Dead Boys.

Bourdain siempre se sintió atraído por New York. Para él, era el centro cultural más rico del mundo, sobre todo porque allí inició su carrera en la Brasserie Les Halles. Obedientemente, hizo guías de sus excelentes restaurantes y escribió ensayos sobre cómo ser parte de su floreciente escena punk. En su infame ensayo Eat to the Beat, al más puro estilo Bourdain, logró resumir su amor por su música con una valoración franca. «Que nadie les diga lo contrario: 1977 no fue un buen año», reflexionó. «No fue una buena década ni un buen momento para la ciudad de New York. Recordando ahora, es fácil volverse rapsódico: después de todo, ese año nos brindó la primera explosión importante del punk rock y el hip-hop».

El chef continuamente aportó sensibilidades punk a su vida, comida y perspectiva. Su feroz pasión por la buena comida se hizo eco del amor de los punks por el inconformismo, algo que Bourdain adoptó con igual entusiasmo. El chef lo hacía todo con el espíritu del punk rock. «Me gusta mi comida como me gusta la música que yo escucho: fuerte, rápida y descuidada». También cocinó para algunos de sus artistas favoritos en el legendario local punk CBGB en su ciudad natal de New York, afirmando: «Dado que la mayoría de nuestros músicos favoritos no tenían dinero, les dábamos de comer gratis en nuestros restaurantes a cambio de entradas. Y si eso no es punk rock, no sabemos qué es».

Sus programas de viaje, como No Reservations y Parts Unknown, en las que probaba la comida callejera y caseras de distintas partes del mundo, contaron en varias ocasiones con distintos músicos como Alice Cooper, Iggy Pop, Alison Mosshart, Jack White, Mark Lanegan, Marky Ramone, Steve Albini o Josh Homme se sentaron con él frente a la cámara. Anthony Bourdain era tan respetado por ciertos miembros del mundo del rock que el tema musical de Parts Unknown incluso fue escrito e interpretado por Josh Homme y Mark Lanegan.

El fallecido Anthony Bourdain fue probablemente uno de los únicos chefs de alto perfil del planeta que recibió el título de punk rocker honorario. El mundo culinario siempre ha girado en torno a la perfección, las estrellas Michelin y los platos impecables, pero el enfoque de Bourdain era inconformista en el más puro sentido punk. El chef desafió las ideas preconcebidas de la alta cocina. Se trataba de una figura singular, una sibarita apasionada y salvaje que cambió las reglas de la narrativa gastronómica de la misma forma en que el punk rock impactó en la música popular en los años setenta.