Roger Waters engrandece su leyenda en Madrid

Hay algunas personas que creen que el escenario no es el lugar para que los artistas compartan sus puntos de vista políticos. Un concierto de Roger Waters es el último lugar al que deberías aventurarte si así es como te sientes.

Roger Waters subió al escenario (360) para dar un repertorio de 24 canciones en el transcurso de dos horas y media, con una gran parte dedicada al material de Pink Floyd. El espectáculo musical y visual se mantuvo durante las dos horas largas de concierto donde desgranó buena parte de los temas de ‘The Wall’, ‘Wish you Were Here’ y ‘The Dark side of the Moon’. Pero el artista no quiso vivir únicamente de las rentas de lo que hizo con Pink Floyd, sino que también estuvo decidido a reivindicar su obra en solitario que ha desarrollado desde que abandonó la banda.

Al comenzar el concierto con «Comfortably Numb», Waters reemplazó la versión altísima de ‘The Wall’ con una interpretación más tranquila e inquietante. En este punto, la pantalla cubrió el escenario y solo se pudo escuchar la voz incorpórea de Waters. Pero entonces la pantalla se elevó y apareció Roger Waters, que todavía lucía en forma y enérgico a medida que se acerca a los 80 años, guiando a la banda a través de los éxitos del público, «The Happiest Days of Our Lives», y la segunda y tercera parte de «Another Brick in the Wall».

Después continuó con otras canciones de su proyecto en solitario, como “The Powers That Be”, “The Bar”, cuya letra escribió en la pandemia y que para él el bar es un lugar seguro donde estás con tus amigos para hablar y colaborar para poner fin a las guerras y a los abusos de los gobiernos.


El recuerdo a su compañero Syd Barret

La primera parte del set terminó con canciones como “Have a Cigar” y con los momentos más emotivos de la noche con “Wish You Were Here” y “Shine On You Crazy Diamond”. Mientras interpretaban estas canciones, en las pantallas aparecieron imágenes de la banda con Syd Barrett, el cofundador y primer líder de Pink Floyd, mientras en texto se contaba la historia de cómo Roger y Syd, siendo adolescentes, viajaron desde Cambridge hasta Londres para ver un concierto de Gene Vincent y los Rolling Stones y a la vuelta se prometieron formar una banda. Así como mostraron imágenes de la banda con Syd Barrett, llamó la atención que no hubiera fotos con su ex compañero David Gilmour.

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La segunda parte estuvo marcado por las clásicas canciones de Pink Floyd

El set finalizó con “Sheep”, con una oveja gigante volando por el recinto y dando vuelta por el escenario. Durante el intermedio, apareció el famoso cerdo volador (Algie) que contiene la frase Fuck the Poor. La segunda parte del show estuvo marcado por más canciones míticas de Pink Floyd, como “In The Flesh”, “Run Like Hell”, «Money», «Us and Them», «Brain Damage», «Eclipse» o «Two Suns in the Sunset» y ‘Outside the Wall’.

Arriba del escenario Roger Waters demostró que es un gran showman, y esa habilidad se pudo ver reflejado sobre el escenario. Dio puñetazos al aire, abrió los brazos, trabajó en el escenario descaradamente, se convirtió en su propio animador. Durante todo el concierto, el músico británico estuvo cambiando de sitio continuamente para no desatender a ninguna de las gradas.

En lo musical, Roger Waters no está solo arriba del escenario y se destacan junto a él Jonathan Wilson; Jon Carin, en los teclados, la guitarra y voz; Gus Seyffert, en el bajo y voz; Robert Walter, en los teclados; Joey Waronker, en la batería; Shanay Johnson y Amanda Belair en los coros, y Seamus Blake, en el saxofón. El ex Pink Floyd demuestra que tiene una banda talentosa y perfectamente sincronizada que interpretaron a gran nivel las partes de guitarras, percusión, teclados, coristas y un hipnotizante saxofón.

 

Su show visual y la carga política

 

Las imágenes visuales impresionaron pero no se limitaron a ser una mera atracción. Las pantallas transmitieron un poderoso discurso, imágenes conmovedoras y otras para reflexionar sobre la violencia. No faltó la carga política expresada en canciones e imágenes apocalípticas de edificios bombardeados, explosiones nucleares, metraje real de ataques estadounidenses con drones sobre inocentes en Oriente Medio, acusaciones de «criminales de guerra» a todos los presidentes de Estados Unidos desde Reagan hasta Biden y capitalistas con cabeza de cerdo contando dinero en la canción «Money».

Sin dudas, el público del WiZink Center fue testigo de una gran actuación de Roger Waters. El músico sigue manteniendo viva la llama de Pink Floyd. La puesta en escena ha sido impactante, con un gran escenario que incluía inmensas pantallas gigantes en forma de cruz. Tanto las giras de Pink Floyd como las de Roger Waters siempre han destacado por realzar su arte musical con un gran despliegue visual, y con el nuevo formato de esta gira el artista ha sabido seguir innovando y llevar aún más allá la experiencia en directo que propone.

Texto: Rockwheels

Cobertura: Martina F