La legendaria artista, Patti Smith, cautivó a más 2.000 personas en otra de las noches de Les Nits de Barcelona.

Es viernes, sales del curro, te tomas una caña con amigos y vas para los Jardines del Palau de Pedralbes. No vamos a usar el término trillado de sacerdotisa, usa decirlo por sus orígenes celtas, La «druidesa” del punk, demostró una vez más por qué sigue siendo una de las últimas leyendas vivas del género, cautivando al público.

Con más de cinco décadas de carrera musical a sus espaldas, Patti Smith ha dejado una huella imborrable en la historia del rock. Su álbum debut, «Horses», publicado en 1975, es considerado una obra maestra del género y la catapultó a la fama como una de las figuras más importantes del punk rock.

A lo largo de su carrera, Smith ha explorado diversos estilos musicales, desde el punk y el rock alternativo hasta el folk y el jazz, siempre manteniendo su espíritu rebelde y su compromiso con la justicia social. Su poesía y su activismo también han sido fundamentales en su trayectoria artística, convirtiéndola en una voz influyente en la cultura contemporánea.

Fiel a su estilo genuino y reivindicativo, Smith repasó algunos de sus himnos más emblemáticos, como «Summer Cannibals» y «Redondo Beach», haciendo gala de su prodigiosa voz y su dominio escénico. Un momento particularmente emotivo fue la interpretación de «Ghost Dance», dedicada a «toda la gente que se ve obligada a abandonar su tierra», un canto a la empatía y la solidaridad en tiempos difíciles.

La artista también rindió homenaje a uno de sus grandes referentes, Bob Dylan, con una versión electrizante de «Man in the Long Black Coat», demostrando una vez más su papel como guardiana de la memoria del rock and roll.

Acompañada por su hijo Jackson Smith en la guitarra, que embelesado miraba a su madre cantar en el escenario, Tony Shanahan en el bajo y teclados, y Seb Rochford en la batería, Patti Smith ofreció un espectáculo lleno de energía y pasión, dejando claro que el rock sigue vivo y que ella sigue siendo una de sus reinas indiscutibles.

Entre tema y tema, Patti hacía una introducción, explicando el porqué de la elección y dándole un marco a la canción. Eso hace que su música sea aún más especial, la sientes más cercana, como si estuviese en tu sala, cantando junto al sofá. 

“Cash” y “Nine”, con dedicatoria al promotor barcelonés Gay Mercader, que fue el primero en traerla a la ciudad, otra leyenda del rock, porque no solo los músicos forman parte de esto.

La exquisita versión de “Summertime Sadness” de Lana del Rey, dedicada a Fred Sonic Smith, ex guitarrista de MC5, con el que vivió un amor de fábula. “Dancing Barefoot”, un temazo para bailar y poguear, aún el público no se había animado para acercarse al escenario, ya llegaría el momento. 

Siguió “Because the Night”, otro himno al amor, el cual escuchamos días antes en la presentación de Bruce Springsteen en Barcelona, que emocionó al menos creyente. 

“Peaceable kingdom”, con un discurso en defensa del pueblo palestino y gritos de «Free Palestine» en las gradas, dando rienda a que el mundo ha despertado sobre el genocidio de Israel.

“About a boy”, canción de homenaje póstumo a Kurt Cobain con final incandescente, y en una catártica interpretación del nirvanesco “Smells like teen spirit”.

El concierto tenía un nudo y un desenlace, como si ya fuese pactado entre todos.  El cierre fue con “Gloria”, en donde el público, hizo un poco más punk el directo y se acercó al principio tímidamente y luego entregándose por completo, aunque no sonó, se hizo notar el “People have the Power”. 

Patti sonriendo y recorriendo todo el escenario, quizá recordando sus inicios en el CBGB, fue saludando uno por uno, luego entregando rosas rojas, se la notaba contenta y exaltante, porque aún mantiene el espíritu adolescente a sus majestuosos 77 años.

Crónica: Guillermo C.

Fotos: José Irun