Nada Surf, Inoxidable Surf

Una noche inolvidable de música y emociones en La Riviera con Nada Surf. El pasado 14 de noviembre de 2024, se convirtió en el epicentro de la nostalgia, la conexión y la energía pura gracias a una de las bandas más queridas de la escena indie-rock. Ante una sala abarrotada, el grupo neoyorquino ofreció un concierto cargado de emociones, donde las canciones se convirtieron en un puente directo hacia los corazones de los asistentes.

Poco después de las 21:00, las luces se atenuaron y el murmullo expectante del público dio paso a los primeros acordes de «Inside Love», una elección perfecta para abrir la velada. Desde el primer momento, Matthew Caws, con su carisma habitual, se dirigió a la audiencia con gratitud y calidez, dejando claro que esta noche iba a ser especial. 

El público, que abarcaba tanto a fans veteranos como a nuevos seguidores, coreaba cada palabra con la misma pasión que los músicos sobre el escenario. La energía de canciones como «Hi-Speed Soul» y «Mathilda» marcó un primer tramo del espectáculo donde la banda se movió con soltura entre su característico sonido melódico y un toque de fuerza renovada. Uno de los momentos más emotivos llegó cuando la banda interpretó «Popular», una de esas canciones que parecen haber sido escritas para noches como esta. La Riviera se iluminó con los destellos de los móviles y las voces de cientos de personas cantando al unísono. Era imposible no sentirse parte de algo más grande, como si cada nota y cada palabra conectara a todos los presentes.

Con cada canción, nos llevaron de viaje por su amplia discografía, desde clásicos como «Open Seas»—que hizo estallar a la audiencia con una mezcla de euforia y nostalgia—hasta temas más recientes como «So Much Love», que reafirmaron la vigencia de la banda y su capacidad de seguir creando himnos generacionales.

 

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Lo que diferencia a Nada Surf de muchas bandas es la autenticidad que transmiten en sus presentaciones. Durante la noche, Matthew Caws y Daniel Lorca compartieron anécdotas, reflexiones y palabras sinceras de agradecimiento hacia el público madrileño, que respondió con interminables ovaciones y muestras de cariño, contando historias de bares de Malasaña y un momento que vivieron con uno de los Ramones en las calles de NY. 

Uno de los momentos más íntimos ocurrió cuando interpretaron una versión acústica de «Blizzard of 77». En un silencio casi reverencial, los asistentes absorbieron cada acorde, convirtiendo la sala en un espacio casi etéreo, dando así un cierre perfecto al concierto

Al despedirse, los integrantes prometieron volver pronto, dejando a un público emocionado y agradecido, conscientes de haber sido parte de una noche mágica e irrepetible.

El concierto de Nada Surf en La Riviera no fue solo una presentación; fue una celebración de la música como un lenguaje universal, una fuente de emociones y un refugio para quienes encuentran en sus canciones una forma de entender y acompañar la vida. Madrid y Nada Surf vuelven a demostrar que, cuando la música y la pasión se encuentran, el resultado es inolvidable.

 

Crónica: Guillermo C